Pasar la mitad de la vida en un mismo país, y luego, irse a vivir al otro lado del charco, es un romántica idea para muchos latinoamericanos.
Yo no fui la excepción. Un corazón inquieto y el espíritu de "pata caliente" me trajeron a Europa en un setiembre, con una maleta llena de sueños que guardo desde chiquillo.
Por eso dedico este blog a mi familia y amigos que desean saber sobre mis aventuras aquí en Gotemburgo, Suecia, y otros lugares del viejo mundo.
Atte...
Randall
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